Los secretos de la Abadía de Orval
Cuando los viajeros buscan viajes culturales a Bélgica, suelen pedirnos itinerarios en Brujas, Gante o Bruselas. Pero en Èxode, que nos gusta explorar los rincones menos transitados, solemos encontrar tesoros muy valiosos y sorprendentes en otros lugares.
Uno de ellos es la Abadía de Orval, un lugar donde se mezclan leyendas medievales, espiritualidad y una de las cervezas trapenses más admiradas del mundo.
Acompáñanos y descubre con nosotros los secretos de este enclave único donde confluyen de manera magistral historia, naturaleza, espiritualidad y la cultura belga.
¿Qué tienen en común un anillo, una trucha y un valle de oro?
La historia de Orval comienza con la condesa Matilde de Toscana, quien perdió su anillo de bodas de su difunto marido en una fuente del valle. Sumida en una gran tristeza, rezó para recuperarlo hasta que una trucha emergió con el anillo en la boca. Ella exclamó: “¡Este sí que es un valle de oro!”. Así nació el nombre Orval (OR- Oro, VAL-Valle) y el emblema de la abadía: la trucha con el anillo.
Este relato medieval no es solo un mito: es el alma de la comunidad monástica y de la cerveza que la sostiene.
Entre ruinas y renacimiento
La Abadía de Orval ha vivido siglos de esplendor y destrucción: incendios, guerras y finalmente la Revolución Francesa dejaron el monasterio en ruinas. No fue hasta 1926 cuando renació gracias a la Orden Cisterciense.
Viajar aquí en un grupo reducido nos permite tomarnos el tiempo suficiente para sumergirnos en la atmósfera del lugar sin prisas y dejarnos llevar para conectar con un maravilloso entorno salpicado de arte, naturaleza, jardines medicinales y ruinas que protegen los ecos de la historia.
La vida de los monjes trapenses
Los monjes de Orval pertenecen a la orden trapense, esto quiere decir que su vida gira en torno a la Regla de San Benito: oración, silencio, trabajo manual y vida en comunidad. Aunque ya no son ellos quienes elaboran la cerveza en primera persona, supervisan todo el proceso. Los beneficios se destinan a obras sociales y al mantenimiento de la abadía, lo que convierte cada sorbo de Orval en un gesto de solidaridad.
En un viaje cultural organizado es posible descubrir no solo la historia de la abadía, sino también la importancia de estas comunidades en la preservación de la tradición y la sostenibilidad.
Curiosidades de Orval
Fuente de Mathilde: la misma donde, según la leyenda, apareció el anillo.
Petite Orval: una versión ligera de la cerveza, reservada para los monjes y visitantes selectos.
Orval Vert: disponible únicamente en el restaurante cercano L’Ange Gardien.
Turismo espiritual: la abadía organiza retiros, talleres de canto litúrgico y meditaciones.
Compromiso ecológico: sus jardines medicinales y su gestión de recursos reflejan la armonía entre tradición y sostenibilidad.
¿Por qué visitar la Abadía de Orval en un viaje en grupo reducido?
Viajar en un grupo organizado y exclusivo de pocas personas ofrece ventajas que marcan la diferencia:
Experiencias a tu ritmo: sin prisas, con tiempo para contemplar cada detalle y disfrutar del silencio del lugar.
Acceso a historias y rincones únicos: con un guía experto que conecta la leyenda, la cultura y el presente.
Conexión con la comunidad local: al viajar en grupos pequeños, se fomenta un turismo de intercambio cultural, más sostenible y respetuoso.
Comodidad y cuidado personal: itinerarios diseñados para disfrutar sin preocupaciones logísticas.
Visitar Orval de esta manera no es viajar: es vivir la historia, la espiritualidad y la cultura belga desde dentro.