La Bretaña: De Rennes al Monte Saint Michel

Itinerario

Día 1: Llegada a Rennes

Llegada por nuestra cuenta. La capital bretona ofrece muchas sorpresas y pronto te enamorará esta ciudad que combina maravillosamente la arquitectura histórica y la moderna. Apasionado del arte contemporáneo y la gastronomía, orgulloso de su historia y de su identidad, descubre una ciudad acogedora y cálida.

 Día 2: Rennese – Hede-Bazouges (44 Km)

e baja hasta la primera esclusa del canal Ille et Rance. Comienza tu viaje por el camino de sirga. Bajo los árboles y por un camino agradablemente asfaltado, disfrutas de un recorrido llano en medio de un paisaje montañoso. Después de algunos pueblos, se llega al Bassin de Bazouges. Constituye una reserva de agua para abastecer el canal. El sitio de las once esclusas representa una escalera de agua. Permite una caída negativa de 27 metros. Para usted, es sobre todo un sitio magnífico debido a la estrecha secuencia de mechones de flores en una hermosa alineación. ¡Si entra un barco, verás el trabajo de los encargados de las esclusas!

 Día 3: Hede-Bazouges – Dinan (41 Km)

Desde lo alto del pueblo de Hédé, se desciende a las “11 esclusas”. Reanudas tu viaje por el camino de sirga. En Tinténiac, en una antigua casa de esclusas, un museo te cuenta la historia de antiguos oficios. Tu camino continúa en medio de la naturaleza boscosa. A la altura de Pleugueneuc, se puede llegar al castillo de la Bourbansais. Un parque zoológico hará las delicias de grandes y pequeños en este espacio histórico. Esto es Evran, es aquí donde el Ille y el Rance se unen para llegar al mar.  Antes del último esfuerzo para llegar a Dinan, situada sobre un imponente promontorio rocoso, se atraviesa Léhon, uno de los pueblos con carácter más bellos de Bretaña. Todas las casas son hermosas. Hay un ambiente antiguo pero animado y cálido. Entras en Dinan por el puerto. Aprovecha el lugar antes de subir al centro histórico de uno de los pueblos medievales más bellos de Bretaña. Esconde increíbles tesoros arquitectónicos.

 Día 4: Dinan – Saint Malo (27 Km)

Bajas en bicicleta hasta el puerto de Dinan para tomar el camino de sirga. Este no te lleva directamente a Saint-Malo. Al cabo de unos kilómetros hay que abandonar el canal para incorporarse a una preciosa vía verde construida sobre una antigua vía férrea. Es ella quien, a través de la campiña bretona, te llevará a Dinard. Llegados a este balneario del siglo XIX, una parada es imprescindible para descubrir las hermosas villas y por qué no degustar un helado frente a la playa.

A continuación, se embarca en un breve crucero para cruzar la desembocadura del Rance, el río que forma el canal que une Rennes con Saint-Malo. Por lo tanto, es en barco que se llega a Saint-Malo, como Surcouf o Cartier, famosos navegantes y corsarios de la ciudad.

 Día 5: Saint Malo – Cancale (26 Km)

Por la mañana, abandonas la ciudad corsaria para llegar al puerto de Cancale. Por el campo y el mar, las bellas malouinières, casas de los armadores de Saint-Malo de los siglos XVII y XVIII, enriquecen el paisaje. Por la noche, pon tu bicicleta en los muelles: la oportunidad de degustar las famosas ostras.

 Día 6: Cancale – Saint Michel (48 Km)

Alternancia de pequeñas carreteras rurales y grandes carreteras junto al mar.Después de Cancale la ruta es llana. Esto le permite recorrer 50 km sin dificultad durante el día. A mitad de camino se pasa el pie del Mont-Dol. Un peñón extranjero en medio de estas marismas planas que es el lugar ideal para tu almuerzo. Tras la fuga, todavía quedan algunos kilómetros por recorrer por las praderas saladas. Entonces estás al pie del Mont Saint-Michel. Te espera un esfuerzo extra, esta vez a pie, para llegar a las alturas y a la famosa abadía

 Día 7: Saint Michel - Regreso

Hoy, día de regreso, opcionalmente si lo deseas sube a los cielos para apreciar la grandeza de la bahía del Mont Saint-Michel. Por las pequeñas carreteras normandas, tu camino te llevará a Roche Torin. Luego ha descendido al nivel del mar.Este lugar tiene una atmósfera única, casi mística a veces, con una vista privilegiada del Mont Saint-Michel. Regreso a por nuestra cuenta a nuestra ciudad de origen